Estupideces bélicas.         El día que el ejercito austriaco atacó a su propio ejercito

07.04.2020

Dicen que desde el principio de la Historía la población crece pero la inteligencia permanece constante; y este es uno de los relatos históricos que lo demuestran; o como decía Einstein: "Hay dos cosas infinitas: el universo y la estupidez humana"

Husar de la caballeria Húngara
Husar de la caballeria Húngara
Jose II
Jose II

En el siglo XXI pocas personas en el mundo medianamente cabales aceptarán las guerras como metodos para solucionar conflictos desde una visión tanto racional como ética o humanística; las guerras son un recurso absurdo sin duda y como muestra de la estupidez que suponen echemos un vistazo al siguiente caso:

En el transcruso de la VI Guerra ruso-turca (1787-1791), (Que Rusia y Turquía sean dos países históricos que no se llevan muy bien no es algo reciente: desde 1568, rusos y turcos se han enfrentado en trece guerras distintas, de las que los primeros han ganado ocho, incluyendo la que les encaró durante la primera mundial, que fue la última).Bien, en esta que ahora nos ocupa el ejercito del Sacro Imperio Germánico tomó partido, como era previsible por otra parte, por el bando ruso;José II de Habsburgo-Lorena, emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, ayudó a la zarina Catalina II, la Grande, a repeler al Imperio Otomano en sus ofensivas: el sultán Abdulhamid I quería recuperar Crimea y Yedisán, territorios perdidos en beneficio de Rusia durante la guerra anterior. y para tal efecto las tropas de emeperador José II de Austria marchan al encuentro de las tropas otomanas que tienen la linea de defensa cerca de la actual ciudad rumana de Karánsebes. Las tropas son mandadas por el mismísimo emperador y se acercan a la zona de conflicto. La tarde del 17 de septiembre de 1788 el contingente llega a las cercanias de la ciudad con un contingente formado por unos 100.000 hombres procedentes de Austria, Alemania, Hungria, Croacia, Eslovenia, Italia, Serbia...... vamos una pequeña Babel de procedencias el ejercito imperial.

El emperador, previendo que las tropas turcas se dirigieran a tomar la fortaleza de Vidis en la cercana Timisoara dispuso que el ejercito imperial bloqueara el paso del rio Timis. Para ello se envió un pequeña unidad de caballeria de los Husares húngaros a que reconocieran el terreno cercano a la ciudad de Karánsebes y allá que fueron los húngaros a caballo quienes solamente encontraron a un grupo de gitanos Valacos en un campamento improvisado con los cuales confraternizaron y a quienes compraron, por un módico precio, todos los barriles de licor que los gitanos vendían de pueblo en pueblo.

Infanteria austriaca
Infanteria austriaca

Alarmados por la falta de noticias de la patrulla, los oficiales del estado mayor, deciden mandar una unidad de la infantería austriaca quienes llegan hasta el campamento gitano y pretenden unirse a la fiesta del licor. Los hungaros dicen que ni hablar que el licor lo han comprado ellos y para evitar que los austricos les quiten licor hacen una barricada con los carros de los gitanos para evitar que nadie acceda a sus preciados barriles. Con los húngaros pasados de copas y los austriacos deseando echar un trago comienza un altercado verbal donde se insultan y se lanzan improperios varios hasta que a un soldado de la infanteria, queriendo poner orden, se le escapa un disparo al aire:

Caos de terribles consecuencias: los rumanos pensaron que el disparo era de un francotirador enemigo, y corrieron a encerrarse en sus casas al grito de: "¡Los turcos! ¡Los turcos!"; los húsares huyeron hacia el otro lado del río en sus cabalgaduras, a la posición del resto del ejército; los de infantería se desbandaron; y cuando los oficiales austríacos de la segunda unidad que venía en soporte de la primera intentaron poner orden vociferando: "Halt! Halt!", es decir: "¡Alto! ¡Alto!" en el alemán que los soldados no comprendían, estos últimos se lo tomaron como: "¡Alá! ¡Alá!", y sólo contribuyeron a aumentar el barullo. 

Caballeria Austriaca con su tradicional uniforme azul
Caballeria Austriaca con su tradicional uniforme azul

Entonces, para empeorar la situación, dio la casualidad de que en ese momento, cuando ya oscurecía, una nueva unidad de caballería alcanzaba las afueras de Karánsebes, cuyo oficial creyó que los húsares que volvían al galope y otros soldados de infantería eran una carga turca, y ordenó otra de respuesta contra ellos. Y desde otro lugar del campamento austríaco, los de artillería confundieron la carga de caballería también con una de los turcos y se liaron a tiros y bombazos contra los jinetes de su propio bando. Entonces, el desorden absoluto y la locura presidieron la escena durante las horas siguientes. 

Como era de esperar, tanto estruendo y tanto alboroto despertaron al Emperador, que descansaba en su tienda; y se cuenta que el Habsburgo intentó huir de aquel enjambre enajenado, pero su caballo se espantó y le dejó caer sobre un charco de lodo, en el río Timis.

Tras el caos, dos jornadas más tarde, el Ejército turco al mando del gran visir Halil se presentó en el lugar flipando y lo halló regado con los cadáveres de unos 10.000 soldados austríacos.

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